Cuando llegué a conocer el lote tuve un par de sentimientos encontrados. Primero me maraville con la belleza del lugar y del entorno, por otro lado tuve una gran frustración, pues el lote había sido aplanado por los anteriores propietarios y esto de alguna manera había borrado la topografía original. Entonces me encontré con un lote plano producto de la modificación del paisaje que había hecho rápidamente una maquina. Cuando comencé a diseñar la casa, tuve la necesidad de integrar el proyecto a las pocas curvas de nivel que quedaban a manera de talud después de aquella explanación. Fue así como nacieron estos 4 muros gruesos y largos que desdibujan los limites del contenedor interior y que se insertan en el terreno generando un patio de acceso, que es la transición, el cambio de escala y proporción entre el inmenso cielo de Llanogrande y el espacio interior de la casa. Buscaba una atmósfera de penumbra y recogimiento, entonces tome la decisión de llevar el gris basalto de los muros exteriores a todo el interior del proyecto, y así nació un contraste dramático y expresivo con la madera utilizada en todo el cielo raso de la casa.